¿Sabes cuando te quedas mirando al infinito durante un rato, que parece que el tiempo se para y el espacio se fija, y que también parece que durante un momento ilimitado, los ojos pierden su movimiento natural, y como que han sido atrapados por un hilo invisible que los fija, y lo atemporal te atrapa abriéndose un espacio que va más allá de la medición del tiempo que ha sido determinado como el tiempo de este mundo, y por ese espacio de tiempo, que deja de ser un espacio de tiempo para ser un tiempo de espacio, la mente, como los ojos, se para, dejando su emanación constante de pensamientos que te mantiene en esa idea fija sobre quién eres y lo que deben de ser las cosas, y a la vez, como si fuera cosa de otro mundo, los oídos se cierran y, como todo sonido posible, se oye un silencio que lo llena todo y que suena a nada vibrando en el vacío del silencio abrumador, y que todo a la vez es como si por ese fragmento vital de falta de vida, se estuviera produciendo un regreso a la fuente más primaria existente, con la consecuente reanudación de todo lo que has vivido, según el tiempo que se ha determinado que es el tiempo de este mundo, y todo lo relativo a la muerte y a la vida, al dolor y al placer, al amor y al odio, a lo que es y a lo que no es, desaparece en la quietud anterior a la nada misma en una explosión implosinada hacia sí misma? ¿Sabes a lo que me refiero? ¿Sí? Pues eso mismo me acaba de pasar ahora mismo y no ha acabado todavía.
top of page
bottom of page
Komentáře