Hubo un momento en que esa sensación me poseyó por completo. En el que todo mi ser, enfurruñado de tal manera, sólo veía un mundo injusto. Traté de solucionar el mundo para no ver mi dolor, tratando de solventar aquella injusta sensación de no ser visto, sin atreverme a verla yo mismo. Ante mí tenía un mundo sin oportunidades, una cueva oscura y tétrica, una cueva húmeda y fría, inmunda.
Luego me dijeron que era falta de reconocimiento, y así encontré una justificación a mi dolor, que en nada lo disminuyó, sino al contrario.
Fue solamente cuando, casi por aburrimiento, me metí en esta cueva oscura, que pude ver la luz que me estaba negando a ver.
Sé que sabes a lo que me refiero con esta sensación de no ser tenido en cuenta, de que nadie pueda ver lo que eres, la incomprensión del mundo, sé que la has sentido, y si te sirve, te voy a decir lo que vi cuando me metí en la oscuridad de la cueva.
En esa oscuridad me encontré con mi dolor y entendí que todo venía de haber malinterpretado lo que estaba sucediendo, y de haber adelantado una conclusión inútil que unía la necesidad de un mundo estupido y ciego, con el miedo a que no hubiera nada que ver. Sin embargo, era la propia y dolorosa sensación la que me estaba mostrando el camino. Esa sensación venía de una intuición, y era yo el que la negaba, y por otra parte, si el mundo pudiese ver tus intuiciones, entonces podría ayudarte, por lo que eso que intuyes, acabaría siendo una pringue consensuada.
Intentar validar una intuición es dudar de ella, y el dolor no viene de la sensación de falta de reconocimiento, viene de dudar de la intuición, que es algo desconocido para el mundo, algo informe, que sólo a través de ti puede ser mostrado con la forma del mundo. Es algo que necesariamente ha de ser reconocido en soledad, porque si tú no lo reconoces no puede ser reconocido por nadie. El error es pedirle al mundo que crea lo que yo no me crea, eso es como pedirle al fuego que te pase el extintor.
Esta sensación es un mapa que sólo puede ser leído por ti, y que al intentar mostrarlo, para validarlo, desaparece.
Esta sensación es la manifestación del espacio de posibilidad para que tú manifiestes algo único.