Hay una batalla que si la ganas pierdes, y que si la pierdes ganas.
En esta batalla el débil es el valiente y el fuerte es el cobarde, lo heroico es rendirse y luchar es inútil.
En esta batalla el enemigo eres tú, el campo de batalla eres tú, el aliado eres tú, y el triunfo eres tú.
No empieza ni acaba, no tiene lógica ni estrategia posible, ni se puede aprender ni se puede enseñar.
Huir de ella es adentrarse más profundamente, no hay medallas ni honores, y no se puede hacer mejor ni peor.
Esta es la única batalla que existe y no es una batalla, es un espacio vacío, un fallo, un precipicio entre lo que eres y lo que crees que deberías ser.
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