Todo lo ocurrido, todo lo que ocurre y todo lo que va a ocurrir está contenido en cualquier fotografía.
Una fotografía es, en realidad, una aberración temporal, porque al contrario de lo que ocurre con los recuerdos, que fantasmalmente van mutando, que se transforman, para adaptarse o para confrontar el presente, una fotografía está quieta, no cambia su forma. Sin embargo esta aberración temporal no es capaz de destruir el potencial de un recuerdo.
Un recuerdo no es algo del pasado, es algo del presente, que sirve para comprobar cómo está, en el momento actual, la información por la cual fue necesario crear el recuerdo, porque un recuerdo es una creación. La función del recuerdo es la de comprobar si la necesidad por la que se creó sigue vigente. Lo que comprueba el recuerdo es si sigue siendo necesario su trabajo para sustentar lo que crees que eres.
Un recuerdo es como un animal salvaje, como un depredador, que aparece para poner a prueba tu autoridad, y así como reaccionas a lo que te muestra, sabe si tiene el mando él, o si eres tú quien está al mando, si tiene que seguir gobernando o si lo gobiernas tú a él.
Una fotografía, aunque con su forma objetiva fija desafía al sistema de la memoria, no puede escapar a él, porque, necesariamente, es interpretada bajo la mitología que sostiene este sistema. El sistema de la memoria la fagocita y se la apropia.
Es por esto que cualquier fotografía lo contiene todo, contiene, compactada, toda la mitología que conforma lo que crees que eres; lo que crees que ocurrió, lo que crees que ocurre y lo que crees que va a ocurrir.
Esta aberración temporal es una ocasión perfecta para apropiarse del gobierno del sistema de la memoria para no ser gobernado por él, de la misma manera que ocurre con cada pequeño recuerdo que, como un animal salvaje, aparece para desafiarte.
El poder máximo del sistema de la memoria, del pasado feroz, es que creas que eso que recuerdas ocurrió, y así quedar fuera de aquello de lo que te tienes que responsabilizar. Es el poder que cada recuerdo tiene sobre ti, hacerte creer que que las posibilidades están cerradas.
Su poder es que no conectes con tu poder de elegir interpretarlo de nuevo.
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