Tengo un problema con esto de «cuidarme» porque, a lo que creo que se refiere, es algo que no es posible no hacerlo si estoy vivo.
La idea de «cuidarme» siento que me separa de mí y de mi autoridad, y me pone en un lugar arrogante respecto a estar vivo.
En la sencillez primera de la vida, esta se manifiesta como el proceso de ser que sencillamente es, y en este ser, la vida, en su función más básica, es la perpetuación de sí misma. La vida, como el agua, encuentra siempre caminos para mantenerse en ese estado, esa es su función básica.
El ser humano, como organismo vivo, es en sí mismo el mantenerse vivo, sin embargo, el ser humano, tiene desarrollada especialmente la memoria inconsciente, de la que emana la conciencia, además de otras particularidades, que pueden llevar a un individuo a vivir de una manera en la que su acción cotidiana sea contraria al discurrir de la vida. Es aquí, donde aparece esto de tener que «cuidarse».
O sea que el «cuidarse» sólo es concebible en el olvido de sí. Algo sólo posible en el ser humano, que tiene la capacidad de intercambiar procesos del desarrollo de la vida (como el agua que encuentra su camino) a cambio de ideas de quietud. Son intercambios sutiles, cotidianos, concesiones al devenir de la vida que van bloqueando partes de la vida. Intercambios en los que se da movimiento de vida, a cambio de la ficción de lo resuelto. Promesas autohipnoticas como seguridad, pertenencia, protección, reconocimiento... «nadas quietas» que se intercambian por «movimiento vivo». Cuando la vida, en su plenitud, es todo esto que se busca en el intercambio, de una manera absoluta y profunda, y que en ese intercambio nunca es posible adquirir.
Entiendo que muchas veces el uso del «cuidarse» quiere significar vivir en plenitud, sin embargo, la vida plena no puede descuidarse. Puede huir, cuando es necesario, o refugiarse, pero esas son acciones creadoras de formas de vida.
En el «cuidarme» me siento separado de la «innata percepción de estar bien», que es la forma de la creación de conciencia de vida en la intemperie, y que, en justicia, es lo que hace de los conflictos oportunidad de vivir.