Varias veces he sentido que alguien se ha aprovechado de mí, y tenía razón, una razón al derecho, pero, como me pasa con todas estas razones al derecho, me atrapan, me son inútiles porque me impiden avanzar.
Si le doy la vuelta puedo ver que la base de toda relación es el aprovechamiento, y que además toda relación puede ser provechosa si así lo determino.
Cuando, pensando al revés, siento que tú te has aprovechado de mí, lo que quiero decir, es que yo te he cedido a ti, al menos, una de mis capacidades, para obtener algo a cambio. Esto lo puedo haber hecho para librarme de asumir la responsabilidad de eso que te he cedido.
Cuando el resultado de esta cesión, no es el mismo con el que yo he fantaseado, aparece el enfado, el reproche, y la razón al derecho.
Ha sido, al cederte a ti la responsabilidad sobre algo mío, como he pretendido sacar provecho. Por no querer afrontar el riesgo de poner esa capacidad en juego, te la he cedido. O sea que intuí que esa capacidad me podía llevar a un resultado pero -y esto es importante-, no fuí capaz de proyectar ese resultado a través de mí, de ahí que te haya cedido la responsabilidad de hacerlo.
Este parece un buen negocio, pero falla porque no se puede vivir la realización de una capacidad propia a través de otra persona, esto es ley.
Así que, mi enfado contigo, mi reproche, es por haberme negado.
A mí, esta manera de verlo -al revés- no sólo me libera del dolor, también me impulsa.
Si a ti no te sirve, lo entiendo.
Si te sirve, si prefieres avanzar y usar lo que el barro de la vida te ofrece, cuando alguien te acuse de haberte aprovechado, sea quien sea, y sea en la circunstancia que sea, humildemente, acéptalo. Acepta tu parte del acuerdo. Acepta que entraste en ese juego imposible de jugar de creer poder hacer lo que tiene que hacer otra persona.
Cuando sientas que alguien se ha aprovechado de ti, humildemente, acepta que viene del dolor, del dolor de haberte engañado, de haberte escondido de eso que sabes que puedes. Acepta que negaste tu capacidad, que te negaste la oportunidad de ponerla en juego, que trataste de evitar lo que debes hacer, lo que tienes que hacer, lo que puedes hacer.