En toda propuesta, ya sea artística o no, lo que se propone, su realización, y otros miles (o millones) de factores que acompañan a la propuesta son importantes desde luego, sin embargo algo que engrasa toda esta maquinaria, que define la propuesta, que le impide crecer o se lo permite, es la autoridad. Verdaderamente lo que sentimos más profundamente al contemplar algo o a alguien es su autoridad, no tiene que ser necesariamente esta autoridad algo evidente ni grosero, como a veces se tiende a pensar, la autoridad es algo sutil, es como una sensación envolvente que no molesta, que acompaña y que impregna lo que ha sido realizado desde ahí. No es casualidad que la raíz etimológica de la palabra autoridad sea augure, que significa aumentar, o hacer progresar.

La autoridad propia, o autoridad creativa es innata en todo individuo, está siempre, sin embargo hay una serie de elementos que impiden que pueda cumplir su función, que paradójicamente es la de hacer crecer cualquier acción, o cualquier propuesta.

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Sesión de 8 horas.

Precio: 90€

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Inscripción cerrada